Utilizamos la telegrafía sin hilos. Mediante transmisores mecánicos, producimos, en grandes estaciones, corrientes alternas de alta frecuencia. Mediante las oscilaciones de un circuito, creamos ondas eléctricas. Las oscilaciones se propagan esféricamente. Y luego hay un tubo electrónico de cristal y un micrófono, cuyo disco vibra más o menos, y de esa forma el sonido sale exactamente como entró en la máquina, y resulta sorprendente, inteligente e ingenioso. Pero entusiasmarse con ello es difícil: funciona y eso es todo.
Alfred Döblin, Berlín Alexanderplatz en la traducción de Miguel Sáenz, Madrid, Cátedra (Letras universales, 340), 2002, página 160.
[…] las hojitas están cuatro veces perforadas en determinados lugares y en las hojitas está escrito, en el mismo alemán de la Biblia y del Código Civil: Válido hasta el punto de destino por el trayecto más corto, no se responde de las conexiones.
Alfred Döblin, Berlín Alexanderplatz en la traducción de Miguel Sáenz, Madrid, Cátedra (Letras universales, 340), 2002, página 226-227.
¿Es que no he sido vendedor, no he andado por ahí de la mañana a la noche? Ahora me basta. No, no soy honrado, soy un chulo. Y no me avergüenzo de ello. ¿Qué eres tú, de qué vives, es que no vives de los otros? ¿Exploto yo a alguien?
Alfred Döblin, Berlín Alexanderplatz en la traducción de Miguel Sáenz, Madrid, Cátedra (Letras universales, 340), 2002, página 325.
A Biberkopf le ofrecen inmediatamente después del proceso un puesto de portero auxiliar en una fábrica de mediano tamaño. Lo acepta. No hay nada más que contar de su vida.
Alfred Döblin, Berlín Alexanderplatz en la traducción de Miguel Sáenz, Madrid, Cátedra (Letras universales, 340), 2002, página 510.