Pero incluso después de que Alejandro Magno hubiera cortado el Nudo Gordiano –acto de un significado moral mucho mayor del que generalmente se le atribuye– el antiguo lenguaje sobrevivió con bastante pureza en los Misterios o cultos secretos de Eleusis, Corinto, Samotracia y otras partes, y cuando los suprimieron los primeros emperadores cristianos se siguió enseñando en los colegios poéticos de Irlanda y Galés y en los aquelarres de la Europa occidental.
Robert Graves, La Diosa Blanca, traducción de The White Goddess, a historical grammar of Poetic Myth (1948), de Luis Echávarri, Barcelona, Alianza editorial, 1993, página 14.
El dios griego Apolo, por ejemplo, parece haber comenzado como el Demonio de una hermandad del Ratón en la Europa totemista prearia; poco a poco se fue elevando a la categoría divina por la fuerza de las armas, extorsiones y fraudes, hasta que llegó a ser el patrón de la Música, la Poesía y las Artes, y, finalmente, en algunas regiones al menos, desposeyó a su «padre» Zeus de la Soberanía del Universo identificándose con Belinos, el intelectual Dios de la Luz.
Robert Graves, La Diosa Blanca, traducción de The White Goddess, a historical grammar of Poetic Myth (1948), de Luis Echávarri, Barcelona, Alianza editorial, 1993, página 16.