Las víctimas son conscientes con bastante frecuencia de que hay una presencia, pero no hay pistas sensoriales específicas. Esta presencia que no se ve y no se oye no se percibe en base a inferirla, sino que se siente de manera palpable.
David J. Hufford, El terror que acecha en la noche en la traducción de Jordi Copano, Salamanca, Reediciones Anómalas, 2020, páginas 65-66.
Etiqueta: hufford
David J. Hufford